Confieso que he leído.

Posted by Negocios y Profesionales on 6:47

Había decenas de niños y jóvenes leyendo. Otros deletreaban. He visto con placer a muchos aprender a leer con estas ediciones populares que eran un verdadero ejercicio preparatorio para lecturas mayores. A esta edad nos resultaba inexplicable entender el mundo sin estas historietas que nos abrían los ojos a escenarios inexplorados, mágicos y maravillosos.

A los niños de mi época había dos hechos que nos deslumbraban, uno era el cine de barrio. El otro las coloridas historietas mexicanas y cómics de aventuras que llegaban semanalmente a los puestos de revistas en donde el alquiler de las historietas era el sitio de encuentro ideal con los personajes fantásticos.

Las historietas referían las hazañas de personajes como "Kaliman El Hombre Increíble", "Memín Pinguín", "Arandú El Principe de la Selva", "Fantomas", "Superman", "Don Miki","El Conejo de la Suerte", "Porky y sus amigos", "El Correcaminos", "Elmer Gruñón", "Tuco y Tico" "Las Urracas Parlanchinas" y "Piolín y Silvestre", Félix el Gato", "Popeye el Marino", "Lorenzo y Pepita" y "Flash Gordon", Tom y Jerry", " La Pequeña Lulú", "Periquita", "La Pantera Rosa", "El Superratón", "La Zorra y el Cuervo", "Sal y Pimienta", "Tarzán de los Monos", " El Llanero Solitario", "El Pájaro Loco" y "Daniel el Travieso", "Gene Autry", "Red Ryder", "Tomahawk", "Korak" (el hijo de Tarzán) y " Roy Rogers" y muchos más.

Uno de los libros que nos conmovió fue "Marcelino Pan y Vino" de José María Sánchez Silva y sus deliciosos relatos que referían el amor imposible de una sirena y un pescador.

Después vinieron las novelas ejemplares de Cervantes y el insuperable Don Quijote. Cierta ocasión llegó a mis manos un libro era un ejemplar de "El Periquillo Sarniento" de José Joaquín Fernández de Lizardi, periodista mexicano considerado "padre de la novelista hispanoamericana". Los textos del Periquillo eran sumamente divertidos sobretodo los capítulos que daban cuenta de su experiencia escolar. En donde la palmeta suministrada sin indulgencia mantenía la disciplina en la escuela.

Junto a las historietas hubo un efluvio de estimulantes libros para una lectura placentera. De estas dos series leímos muchos. Fueron los pequeños libros de Editorial Peisa y los bien encuadernados de Editorial Salvat.

Confieso que he leído. La lectura abre las mentes. Consuela a los tristes. Incendia pasiones. Aviva el entendimiento. Es fermento de libertad porque el que piensa emprende vuelo con su imaginación.

El cine era, en aquel entonces, una pasión irreductible. Los westerns y esas películas que nos traían a los héroes Griegos de la epopeya de Homero resultaban fascinantes. De ahí nació el interés por Odiseo y la Guerra de Troya.

Descubrimos "El Tesoro de la Juventud" con sus bien ilustradas páginas. Ejemplares de novelas de Salgari, Verne, Dickens, Twain.

Los que leen no soportan las ataduras desventuradas de la ignorancia y son libres. Un pueblo que lee es un pueblo que madura la calidad de sus pensamientos y actuaciones sociales, religiosas, filosóficas, políticas, sus ciudadanos trascienden y elevan su nivel vida.